Despeñado por indescifrables
Cuestas de número ofensivo
De grietas como abismos
de rocas sordas sin sonido
de caminos olvidados de armonía
Iba ya sin lágrimas
Por los senos de la gran melancolía
lejos de cualquier nombre, en anatemas
por mis viejas rutas de desierto
vestido con el polvo del silencio
cuando se me ofreció incierto,
en erótica curva, de repente
bordear los gráciles muslos
de mi amante-niña
mi fiel princesa de soñado nepenthe
engarzado en su música narcótica
la de la lisa
dorada piel de ninfa
terminada en angélicas sedas
o en titánicos garfios de virgen pornográfica
Y caí en un mar de eterna dicha
rodeado de sus mágicas caricias
sin salida y para dónde
si todo en torno
tenía el color de su sonrisa
y luego, en tiempo carbón
sin dios ni perdón
quedé preso con dulces cadenas
en esos diez musicales duendes
capaces de todas las cadencias
ella operaba todas las transformaciones
en un espacio ágil experto
en mutaciones de delicia
que usaban sonoros cromatismos
para llevar mi piel a cielo cierto
entre temblores de rudos guarismos
hechos al calor y la albricia
de volcánicos ritmos
que a mi alma plena
condenaban al plácido amor
Enero 16 de 2018
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