Ahora
En el fondo
de esta noche oriental
Eres solo mía
Contra
inmenso cielo de cocuyos
Bajo el que
duerme mínima
Oscura
tierra natal
Que acuna en
silencio nuestro amor en rima
en el cariño
fértil
de abonados
hoyos
Eres sólo
mía
mi diosa
impía
Y yo tuyo
Preso en
dicha
De mis
amadas niñas
Mi virgen
dormida
Adolescente
de mis fugas nuevas
Que a los
viejos mitos sin compasión derriba
Y entre
cuyos besos y arrullos
Se yerguen
mis acuosas maderas
Cuando en la
noche de pacientes grillos
y suicidas
chicharras
Llegan a mis
sueños tus apasionados besos
En dulces
amarras
Suenan en
mis cánulas enhiestas
tus
orgullosas voces
De alegre
Cenicienta
Hecha al
rigor de mis caminos ásperos
De mis
silencios insondables
Equipotentes
con la noche infinita
Calorados al
horno de tus ardientes abrazos
Mientras tus
gemidos perforan mis huesos
Mi niña
amante
Mi novia
niña de ardidos fervores
Extraños a
códigos de turbamulta
Que
envuelven mi alma en dulces lazos
Y en tu
dulzura toda me sepultan
Al amanecer
de gratos arreboles.
Me llevas
sin respiros
Tras
salvajes rutas vacías de historia
donde
germinan deliciosos conciertos
en sexuales
trémolos de hada,
Que me
comunicaban tus labios de flores vivas
Y me
atrapaban sin más en la Ensenada...
La Ensenada
dulce de tu sexo fuerte
Donde me
alimentaba el almíbar tierno
que tenías
para los pájaros del cielo
Y donde
cantaba el océano los arpegios de su suerte
Alli cataban
sus secuencias de tiempo
Los vinos y
deliquios de la vida fresca
Mientras la
juvenil doncella
Celebraba en
flautas, violines y cellos
la
impensable alegría del presente.
Me
arrastrabas sin respiro
A la llanura
en estrella
donde se
aman vida y muerte
Y
celebran su boda-enigma
la muerte y
la doncella
Trenzadas en
los musgos espiras
del sublime
viaje por los cielos.
Rionegro, Diciembre 2017
José Guillermo Molina
José Guillermo Molina
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