vidas que han sido bajo el manto del olvido
hemos pasado mil veces por los vientres del leteo
y el fértil olvido nos produce siempre nueva cara
nos tiene lista cada vez máscara nueva en el carnaval del mundo
nos envía estrenando a la fiesta que se celebra cada año
a condición que hayamos olvidado y seamos otros
la vida nos usa para su baile de cada noche
nos usa y luego nos tira, nos deja a un lado
se rie de nuestras creencias cuando nos creemos alguien
cuando registramos alguna continuidad
para ella solo somos el disfraz del momento
la voz cantante, sin identidad ni continuidad
creámosnos o no los mismos día a día
ella inmisericorde juega con nuestras conciencias
no cesa de cambiarnos y teletransportarnos
aceptemos o no, de gusto o de susto
nuestra racionalidad es esencialmente discontinua
habitamos el espacio de lo discreto
ocurrimos en cuantos incomunicables
que nunca vibrarán en fase.
somos multitud incognoscible e innumerable
nuestro nombre e identidad es pura ilusión
día a día, noche a noche
se mueven los mojones de nuestra propiedad e identidad
entre dos respiros, siempre se ahondan abismos de conciencia
y se nos obliga a coeexistir en mulltitudes incongruentes
en las noches, al reposo de nuestra guardia,
nos inundan tribus y hordas desconocidas
esta condición de migrancia perpetua
esta dinámica aérea de nuestra conciencia
es la clave misma de nuestra felicidad
el elemento natural de nuestro paraíso
la asincronía en que viven nuestras multitudes
es nuestra oportunidad de vida feliz, el color de nuestro gozo.
la prisión de una personalidad fija
da el triste color de la neurosis
la vida ocurre siempre en rostros
pero variables como mutan las nubes
José Guillermo Molina
Enero 10-11 de 2018
El Corazón
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